domingo, 8 de noviembre de 2009

La Perfección: Meta o Destino?

Hay una cantidad de religiones que pretenden hacer del ser humano algo mejor de lo que es. Dentro de ellos está el Cristianismo. El debate entre Cristianos sobre el tema de la perfección es la posibilidad de que el ser humano la logre antes de morir. Algunos argumentan de que es posible otros dicen que no lo es. Que piensas tu estimado lector? La perfección: es una meta o el destino del creyente?

1 comentario:

  1. A mi entender, ni meta ni destino... No tiene sentido para mí todo el debate que suele montarse a propósito del perfeccionismo. La perfección es un concepto sobrevalorado. Porque, en realidad, ¿qué es?, ¿en qué consiste?, ¿para qué sirve? ¿es posible en una criatura? Si el sentido etimológico de "perfecto" es, literalmente, "acabado", "terminado", ni siquiera en el cielo seremos perfectos, porque siempre habrá cosas por aprender, que cambiarán mis percepciones y, por lo tanto, mi propia realidad. Una vez alcanzada la perfección, estás terminado, no hay nada que aprender, nada que mejorar, nada que descubrir. Todo está hecho y acabado. ¿Será así la vida con Dios? Estoy convencido de que no. Seremos seres eternamente perfectibles, con la posibilidad de ser cada vez mejores (aun partiendo del estado de bondad que dará la restauración), ahondar más y más en el carácter de Dios y de su obra, y asombrarnos continuamente con las maravillas que hoy desconocemos.

    Si creo que eso será así allá, ¿cómo voy a preocuparme de mi perfección acá? Preocuparnos por adquirir la perfección es tener una mirada endógena, centrada en nosotros y en nuestras luchas por ser cada día mejores. No creo que sea ése el camino del cristiano. Nuestra mirada ha de ser exógena, centrada en alguien que está fuera de nosotros, Jesús de Nazareth, guiándonos por el pesado camino de nuestras vidas, iluminando nuestros pasos y dándonos paz. Cuando pasamos más tiempo detectando nuestros errores y luchando contra ellos, que sorprendiéndonos como niños ante la compasión y la salvación ofrecidas por Jesús, estamos perdiendo el rumbo.

    Se han asociado al término perfección conceptos absolutamente extraños, como la impecabilidad... Es absurdo. Sólo Dios está completamente acabado, así que sólo Dios es y será completamente perfecto, completamente bueno, o completamente impecable. En este sentido, aún en el cielo será imposible que seamos impecables, porque siempre existirá la hipotética, aunque improbable, posibilidad de que pequemos. Porque esa posibilidad es inherente a la libertad. Impecables no, aunque no pequemos. Si no pecaremos, no será porque seremos impecables, sino porque no querremos pecar.

    Y vuelvo a repetir lo de antes: si eso será así allá, ¿perderé mi tiempo en buscar aquí algo que ni siquiera seré allá? Prefiero dedicar mi tiempo a flipar en colores con Jesús. Eso me hace feliz aquí, y me dará la vida eterna allá...

    ResponderEliminar